Hablar de salud mental se ha vuelto un tema común entre la población en general. Instituciones gubernamentales y privadas han emprendido diversas campañas para promover el “cuidado” de ésta a través de la difusión de información, así como el exhorto a asistir con profesionales, como psiquiatras o psicólogos.
Sin embargo, queda aún la incertidumbre acerca del cómo se está entendiendo el concepto de salud mental, es decir, que abarca y cuándo en específico es necesario buscar apoyo profesional.
¿Cuándo hablamos de una alteración en la salud mental?
Actualmente la Organización Mundial de la Salud (OMS)(2013) define a la salud mental como:
- El conocimiento y aceptación plena de las propias capacidades.
- El afrontamiento adecuado ante situaciones de tensión.
- El desempeño óptimo en el trabajo y el entorno social (familia, amigos, comunidad).
Por lo tanto, una alteración en la salud mental inicia cuando alguno de estos tres eslabones comienza a debilitarse, siendo más grave la alteración cuando más de un eslabón se encuentra afectado.
Hablar acerca del cuidado de la salud mental toma importancia al ser actualmente una de las causas potenciales de discapacidad en la población mundial, ya que cerca de 300 millones de personas presentan síntomas de depresión, 260 millones síntomas de trastornos de ansiedad y 800 mil llegan al suicidio, esto por mencionar las afectaciones emocionales más frecuentes y una de sus consecuencias más evidentes. Sin embargo, aún existe un amplio abanico de padecimientos que separan a las personas de su entorno sociolaboral y deterioran su autopercepción (OMS, 2017).
Diversas estrategias se han desarrollado para para la prevención y tratamiento de las alteraciones de la salud mental, muchas de ellas efectivas como el uso de medicamentos psiquiátricos e intervenciones psicológicas. No obstante, éstas como cualquier tratamiento, no son la opción más óptima para todas las personas afectadas, debido a diversos factores como la accesibilidad a los servicios y medicamentos, los efectos secundarios negativos de estos últimos y la percepción de resultados insuficientes.
Ante el crecimiento acelerado del número de personas afectadas por dichas situaciones y la insuficiencia de servicios óptimos para su regulación, se ha continuado con la búsqueda de otros medios tratamiento con el objetivo de generar una mejora en la calidad de vida. Recientemente, uno de los caminos hallados para dar respuesta a esta demanda ha sido el uso de la planta cannabis sativa.
¿Por qué el uso de cannabinoides puede ser una opción más?
A partir de la autorización del uso de cannabis con fines medicinales en diversos países, un gran número de investigaciones se han propuesto como objetivo la identificación de los beneficios para la salud de esta planta, entre ellos los relacionados a la salud mental. A través de estos estudios se han identificado más de 60 compuestos de la planta cannabis sativa que pueden generar cambios en el organismo humano. Además de un sistema respondiente a dichos compuestos, denominado Sistema Endocannabinoide, compuesto por un sinnúmero de receptores repartidos por todo el cuerpo, principalmente en el sistema nervioso central y periférico (Rodríguez, 2012), y que se sabe esta involucrado en la regulación del comportamiento, las emociones y el estado de ánimo.
Es importante reconocer que la gran mayoría de las alteraciones mentales moderadas-graves tienen un componente de desregulación en la respuesta neurofisiológica del organismo (Guadarrama, Escobar y Zhang, 2006.; Ildefonso, 2017), y que el rol de la planta cannabis sativa en la salud de las personas gira en torno al sistema endocannabinoide.
Algunas de las relaciones identificadas de los componentes del cannabis con la regulación de estado de ánimo son (Rahn, 2014):
Es importante destacar que, si bien los beneficios destacados hasta el momento son una buena evidencia del uso del cannabis como medio de regulación de los dos últimos eslabones que componen el concepto de salud mental, aún falta por definir claramente los alcances del uso de la planta en la salud mental de pacientes. Ademas, es sensato reconocer que la planta cannabis sativa es una opción viable de forma individual, pero que funciona mejor como un complemento a una respuesta mas integral a las condiciones planteadas en el area de la salud mental.
Por:
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Referencias
Ildefonso, B. (2017). Generalidades de la neurobiología de la ansiedad. Revista Electrónica de Psicología de la UNAM, 20, 1, 239-251. http://www.revistas.unam.mx/index.php/repi/article/view/58932/52034
Guadarrama, L., Escobar, A. y Zhang, L. (2006.). Bases neuroquímicas y neuroanatómicas de la depresión, Revista de la Facultad de Medicina, 2, 1-7. http://www.ejournal.unam.mx/rfm/no49-2/RFM49208.pdf
OMS (2013). Salud mental: un estado de bienestar. Recuperado de http://www.who.int/features/factfiles/mental_health/es/#
OMS (2017). Día Mundial de la Salud Mental 2017 – La salud mental en el lugar de trabajo. Recuperado de http://www.who.int/mental_health/es/
Rahn, B. (2014). What Are Cannabis Terpenes and What Do They Do? Leafly: https://www.leafly.com
Rodríguez, R. (2012). Los productos de Cannabis sativa: situación actual y perspectivas en medicina. Salud Mental, 35, 247-256. http://www.medigraphic.com/pdfs/salmen/sam-2012/sam123i.pdf
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